Los desarrollos culturales fueron arrasados como inmensas selvas por sus desmontes. Nuevos artefactos sedujeron las masas, encapsulando mentes en un progresivo transe amniótico…
Sería cómodo para mí explicarte este acontecer en simples palabras; iría a contranatura de lo que soy, me juzgaría tal vez, peregrino de otros, un esclavo más del mito de la caverna o encontrándome bajo el ala de esa mole simbólica, que conduce nuestros pasos como aquellos muñequitos que solíamos dirigir con un imán oculto bajo su ciudad de plástico. Podría decirte, que en otro tiempo un sabio me dijo que tarde o temprano recordaría sus palabras: “Todo esto es un gran plan, no voy a llegar a verlo, tal vez vos tampoco, sólo es una forma sutil de dominarnos…” y realmente me pareció una locura. Me doy cuenta hoy, que unos pocos juegan a ser Dios, maniobrando los hilos de millones de marionetas que somos. Es que hay tanto en nosotros; innato, implícito, que no hace falta un código de barras que compruebe el costo o lo endeble del producto. Así es, como decido rehusarme a pertenecer, vagando en la proyección de un futuro ya tangible, anticipado, vaticinado, previsto; rebotando entre los edificios como bolas en una mesa de villar; solitario, nómade, asediado por la vorágine y su vértigo arraigado, inconsciente. Así es, como decido corresponder en nombre de los visionarios que apostaron a su convicción. Infiltro entonces mis percepciones a través de tus pantallas como un narrador omnisciente, un antihéroe o simplemente alguien, que ya no luchará contra su don, que de ahora en más, será el instrumento con que exprima sus vísceras y en palabras devele lo inasible.

..................A Juan C. Marchesi.

martes, marzo 6

teleportación_1

Fue el punto de partida. Luego de haber consultado el cartógrafo, coincidí en que estaba próximo a llegar. No tardé mucho en hallar la plaza donde décadas atrás, según refería tu último mensaje, la cápsula de tiempo había sido enterrada.
Un tumulto de gente rodeaba la escena; delante de ellos, las maquinarias excavaban entre óxidos, sulfatos y cableríos aun sin poder degradarse. La lluvia de la noche anterior facilitaba la acción a las palas.
...continuará

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